Recientemente he podido ver, leer y escuchar en diversos medios de comunicación que la Fiscalía ha apoyado la excarcelación de la etarra Inés del Río porque la sentencia del Tribunal de Estrasburgo anuló en su caso la aplicación de la doctrina Parot (esta doctrina desde 2006 permite ejecutar la totalidad de las condenas al aplicar los beneficios penitenciarios individualmente y no sobre el máximo legal de 30 años de prisión).
He querido centrar mi atención en esta noticia, ya que no comprendo cómo una persona asociada con la organización ETA puede quedar exenta de todos sus cargos y ser puesta en libertad cargando a su espalda 24 asesinatos de personas inocentes, 24 vidas que se convirtieron en 24 muertes, 24 cuerpos sin alma, sin risas, sin motivos por los que seguir luchando día tras día en este mundo, concretamente en este país que presume de ser ''un país libre y justo''. ¿Cómo han de sentirse las familias y personas cercanas de los fallecidos tras ver que España sigue dando palos de ciego dejando en libertad a una asesina acusada de 24 muertes y que solo ha cumplido 26 años y 3 meses? 1 año y poco más de 1 mes por cada vida quitada. ¿Eso es lo que vale una vida? Deberían plantearse cambiar estas penas de prisión y endurecer la ley: cadena perpetua, por lo menos (ya que no pena de muerte en los casos extremos). Quizás así no habría tantas muertes ni tantas violaciones, y no 40 años como pena máxima y en la mayoría de casos librarse de unos cuantos años por buena conducta.¿Es así como los "premiamos"?¿Y las vidas segadas? ¿También tienen premio? La ley está hecha para aplicarla justamente, sea quien sea la persona que haya cometido el acto. Estamos desprotegidos y, si no podemos confiar en los gobernantes, los políticos, los banqueros o en la propia justicia... ¿qué nos queda?.
Taty Navarro Vicente. 2º Bachillerato A
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