La famosa frase del puertorriqueño René, integrante del grupo Calle 13, refleja perfectamente, a mi parecer, todo lo que fue, es y será siempre Latinoamérica, que, sin piernas, sin brazos o sin cualquier otra articulación, no perece.
En este articulo no estoy comentando ninguna noticia en concreto, más que nada porque me es imposible, ya que día tras día aparecen evidencias de la evolución de Hispanoamérica: las revueltas estudiantiles chilenas, el viejo Ejército Zapatista mexicano que sigue resistiendo, las recientes protestas en Colombia, la revolución ciudadana en Ecuador, los nuevos gobiernos progresistas en Argentina, Brasil, etc. Hechos y más hechos que nos hacen ver como la población de América Latina recupera esa identidad que un día fue robada, y que no se deja mangonear, ni por gente del exterior ni por sus propios paisanos. Claramente aún queda un largo trayecto por recorrer, pero es digno de elogiar ese espíritu tan combatiente característico de esta región, con el cual se llegará a cualquier sitio.
Me siento más que orgullosa de tener mis raíces en la misma población que el Dios del fútbol Maradona, que los grandísimos escritores como Neruda, García Márquez o Eduardo Galeano, que las bellas y comprometidas voces de Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez o Celia Cruz y sobre todo me siento orgullosa de pertenecer a un lugar que, aunque esté dividido geográficamente, está unido simbólicamente, y a la hora de la verdad, es como un único país, con su inmensa diversidad étnica y cultural, con sus encantadores paisajes, con sus diferentes costumbres, con sus inquilinos que no le hacen ascos a nada ni a nadie y que sobre todo, hoy más que nunca, está demostrando su fuerza y su perseverancia. Llevamos más de 20 años rompiendo cadenas y aún no hemos terminado.
Camila Correa Pacheco, 2º Bto A
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